La Decisión

El guerrero también tiene sus debilidades, en definitiva es una persona, aunque haya hecho de la decisión una forma de vida.

Está facultado para hacer o no hacer, según le convenga, y nadie puede obligarle a nada. Por eso también está preparado para todo y es flexible como un junco, por lo tanto, puede cambiar de estrategia en un momento determinado. Un brujo está siempre atento a las señales, cualquier señal sirve para que tome una decisión, y ésta es muy poderosa, está cargada de energía. El camino del guerrero es el del ahorro de la energía; todo lo que vaya en contra de eso atenta contra su decisión. Pero, a veces, por causa determinadas, las circunstancias pueden tomarse particularmente duras para él.

Su dilema es el mismo que enfrenta el volador de ala delta que, tras haberse esforzado durante horas para subir a lo alto de una montaña cargando su pesado equipo, encuentra que las condiciones climáticas no son las más apropiadas para el lanzamiento. En tales circunstancias, le es más fácil decidirse a saltar que decidirse a permanecer en tierra. Si no ha aprendido a controlar adecuadamente sus decisiones, lo más probable es que salte hacia su muerte.

Un guerrero del conocimiento no se entrega a la emoción sin ton ni son. Primero observa las condiciones, calibra sus posibilidades y establece sus puntos de apoyo, y luego, dependiendo de esta evaluación, se lanza o se retira sin el menor titubeo.

No se trata de dar golpes a ciegas, sino de hacer de sus pasos un ejercicio inmaculado de estrategia. Es dueño de la voluntad y puede ponerla a su servicio personal. La libertad es un hecho, no una utopía.

A un guerrero no le importa su ego ni los de los demás. Toma una decisión dependiendo de las señales y de su conveniencia.