Déjalo todo y ven al mundo de los brujos. ¡Juega! Si, vamos a jugar. Pero jugamos a muerte. Así es el sentimiento del brujo frente a su destino: Apuesto mi vida en este intento, nada menos. Sé que mi fin me espera en cualquier parte y no hay nada que yo pueda hacer para evitarlo. Así que mi camino va en serio, acepto la responsabilidad de vivir plenamente, voy a arriesgarlo todo en una sola mano. Un guerrero sabe que no hay garantía de triunfo frente a la muerte. Aun así, libra su batalla, no porque crea que va a ganar, sino por la emoción de la guerra misma. Para él, dar su guerra es ya una victoria. Y mientras lucha se regocija, porque, para quien ya ha muerto, cada segundo de vida es un regalo.
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miércoles, septiembre 06, 2006
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