El camino

No existe un solo camino para todo el mundo. Existen muchos caminos para buscar la luz dentro de nosotros. Cada persona se beneficia de diferentes tipos de caminos, aunque el objetivo final es el mismo. Yo sigo un camino que a mi me sirve, pero puede que no te sirva a ti, por eso la gente prueba numerosas formas de llegar a lo que definitivamente importa que es la felicidad.

La mayoría de las personas, hipnotizadas por esta sociedad de consumo en la que vivimos, buscan la felicidad en las cosas materiales, lo que ocurre es que la felicidad no la da una casa nueva, un coche último modelo o un viaje a una playa paradisíaca, esos son sentimientos pasajeros de satisfacción pero no es posible estar reforzándose constantemente con productos materiales, además, que llega uno a cansarse; lo verdaderamente importante es la Felicidad con mayúsculas, ese sentimiento de plenitud que se logra cuando has alcanzado tu luz interior, cuando has logrado la plena conciencia.

El hombre moderno se ha metido en una trampa endemoniada, compuesta de intereses familiares, religiosos y sociales. Trabaja ocho horas diarias para mantener funcionando su sistema de vida. Luego regresa a casa, donde le espera el esposo o la esposa de siempre y unos hijos idénticos a otro billón de hijos, que le pedirán las cosas de siempre, obligándole a seguir en la cadena, hasta que sus fuerzas se agotan y se convierte en un objeto inservible que rumia sus memorias en un rincón de la casa. Le dijeron que eso es la felicidad, pero no se siente feliz, se siente atado.

Para este hombre o mujer modernos van estas palabras, ya que somos una gran mayoría los que vivimos en este mundo socialmente implantado y no fuera de él, aislados de todo contacto con la civilización.

Para tener completa certeza acerca de tus acciones o acerca de tu posición en el mundo, o acerca de tu capacidad de utilizar inteligentemente tu nueva continuidad debes invalidar la continuidad de tu vida cotidiana, trabajando sobre tus rutinas, hábitos y costumbres para romper esa continuidad.

No importa el método que se utilice, ya sea el atacar las debilidades de forma severa o trabajar sutilmente la energía desde dentro, lo que se pretende es que la persona reaccione, que tome conciencia de sí mismo y salga de esa vorágine que es la rutina en la que se encuentra inmerso y que le tiene hipnotizado. Cualquier método es lícito si produce los resultados deseados.

¿Cómo se sale de ese estado de hipnosis en el que estamos viviendo? Sin duda despertando, saliendo del sueño continuo de la vida social. No quiere esto decir que tengamos que irnos a una montaña desierta o que tengamos que abandonar todo lo que tenemos, la gente, por lo general se equivoca en esto y confunde ruptura con abandono, no tenemos que abandonar nada, pero sí romper con nuestras continuas rutinas y hábitos.